jueves, 12 de agosto de 2010

escribir: (re)producir melancolías


qué es poesía dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul qué es poesía y tú me lo preguntas poesía eres tú

ayer te decía que la mayoría de los poemas que recordamos, esos que son populares, los clásicos, son poemas tristes, y que es más fácil escribir del dolor, y de la pena, y del sufrimiento, y regodearse en todo eso, exprimirlo, explotarlo, extraerle la esencia, y plasmarlo en una página en blanco, es más fácil, y sale más bonito, y al lector por lo general lo impacta más, lo conmueve, lo eleva (o lo hunde) hasta tu mismo círculo infernal, por eso lorca escribió sobre su amigo torero muerto a las cinco de la tarde, por eso neruda en su aflicción podía escribir los versos más tristes esa noche, por eso bécquer sabía que las golondrinas no volverían, por eso rubén darío no entendía qué le ocurría a la princesa, por eso borges decía que ya no era mágico el mundo... el que se me ocurre un poco más alegre es benedetti, siempre se podía contar con él (no hasta dos o hasta diez, sino contar con él), o martí, que cultivaba rosas blancas tanto en julio como en enero, u oliverio girondo que con su lumía no decía nada pero lo decía todo, y de una forma tan tierna... pero la poesía tiene algo de desolación, algo de amargura, algo de revolver entre las cenizas, algo de morir de a poco en las palabras, para después revivir, inevitablemente, en otra página, en otro verso, en una frase más esperanzada, un interminable navegar por las expresiones del alma, un río insondable y eterno, que fluye lleno de desesperación y de agonías, y también de alguna que otra sonrisa, pero por qué es tanto más difícil escribir sobre la felicidad, y por qué resultará tanto más cursi? y por qué la muerte y el amor son los dos temas universales, y cuánto más dolorosa la muerte y más inconcretable el amor, mejor para el márketing poético? y después dicen que mi blog es depresivo... pero piensen en todas las veces que no escribo: a veces por desánimo, o por pereza, pero otras muchas, es porque me obligo a enfrentarme al teclado y no me sale nada de lo feliz que estoy, porque me resulta diez veces más complicado describir un arcoiris de alegría que un llanto desgarrador, va en el escritor, no sé, pero la poesía del dolor siempre va a ser un recurso más accesible que el narrar acontecimientos gratos, así que siempre voy a valorar más el elogio que me hagan de un cuento con final feliz, porque las tragedias me salen mucho mejor que todo lo demás, y no sé a dónde voy con todo este delirio, ni si quiero ir a alguna parte, porque hoy no estoy ni mal ni bien, y te extraño un poco (sí, a tí) y el futuro se viene desenvolviendo como un regalo sorpresa, pero de los lindos, y llueve en la ciudad, y la tarde está de un gris cerrado, pidiéndome que duerma una siesta, pidiéndome que me envuelva en el acolchado y me deje ser soñada por algún nuevo delirio.

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