lunes, 23 de agosto de 2010

tocar fondo



hay gente que bebe. hay gente que se droga. hay gente que apuesta. yo como.

la balanza es la pesadilla de los adictos como yo. la odiamos. pero la odiamos con fuerza. y miedo. mucho miedo. es que le tememos porque sabemos que es la única que nos dice la verdad. ella y la ropa que no se estira, la que aprieta, la que no cierra, la que no cede.

pero comer es lindo. la comida es tan increíblemente atractiva. la comida es sexy. te seduce. te atrapa, te acaricia, te llena. es algo que anhelar. una cena deliciosa se puede convertir en el objetivo de un día monótono. todo tipo de reunión de amigos está enmarcada en comida. la comida está pensada para ser lo más deliciosa posible. y eso, a mí, me derrota. derriba todas mis murallas de autocontrol. pierdo la cabeza. me dejo llevar.

lo malo de comer, lo único malo de comer, es la huella que deja en mi cuerpo. una huella cada vez más evidente, incontrolable. imposible de mantener a raya. y es entonces cuando surgen esas palabras ya viejas de tanto oírme decirlas: dieta. light. fruta y verdura. sólo fruta y verdura. no ceno. no desayuno. no pan. no dulces. no caramelos. no postres. no comida chatarra. no sabor. manzanas. correr. correr mucho. andar en bici. abdominales. ¿abdominales? sí. todos los días. subir por la escalera. correr más. correr más rápido. no snacks at midnight. no heladera. no gaseosas. 10 litros de agua. no galletitas. no azúcar. no disfrute. no vida.

lo peor de todo es que son sólo palabras. porque haciendo lo mínimo de todas esas cosas sé que de alguna manera va a empezar a hacer un poco de calor, o va a cambiar mi rutina, o no hay más cumpleaños por un rato, y un poquito me encojo. y si no, compro la ropa más grande y me estanco ahí por un tiempo. hasta la próxima alerta. la próxima vez que toque fondo. hasta que diga "basta" una vez más.

no quiero ser un esqueleto andante. en cierta manera me gusta mi cuerpo, pero no así, salido de control. porque es la evidencia de esa forma de ser mía que no sabe ponerse coto a sí misma. y me encanta comer, y eso nunca va a cambiar. pero no sé guardar para mañana. de niña, nunca me duraban hasta el día siguiente los caramelos de una piñata. siempre tenía como la necesidad de acabármelos todos. de grande, nada ha cambiado. y no me gusta que la culpa reine en mi estado de ánimo. mind over body. es tan fácil decirlo.

espero en un tiempo poder postear algo de que la situación cambió. pero falta para el verano, y mi rutina no va a cambiar por varias semanas, y los cumpleaños y celebraciones nunca desaparecen de la agenda. así que está en mí tocar fondo, y elevarme a partir de ahí con un cambio de actitud. y de hábitos. lo peor de todo es que no me tengo fe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario