sábado, 22 de octubre de 2011

postmortem

no hay como una de esas noches de abandono total, en las que el cuerpo lo único que quiere es morirse y el cerebro se deshace en la consciencia de ser una patética sombra de ser humano, para disolver las tonterías.

no hay como uno de esos episodios de autovergüenza para retomar el hilo de la humildad y darse cuenta de que la persona que te recoge el pelo para que no te lo manches de vómito es de las que de verdad valen la pena.

no hay como intoxicarse para desintoxicarse, para recogerse después un día entero en casa, hecha mierda, pero en cierta forma limpia, depurada.

morir para renacer y morir más veces.

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