No me queda lucidez para poner en orden muchas cosas que quería escribir. Tengo el cuerpo hipotecado. Le debo el alma al cansancio y la cabeza al trabajo.
Me desarmo y nadie recoge los pedazos. Pero está bien, quizás merezcan desperdigarse en el suelo.
Cuando en mi vida vuelva a existir el tiempo voy a buscar un pegamento fuerte con el que unir todo en una yo imperfecta, pero recompuesta.
Y si me olvido de un fragmento bajo un mueble, capaz que sea un fragmento digno de olvidar. Y capaz que alguien se lo clava en un pie desnudo, y sangra. Y entonces aparezco yo a reclamar esa parte de mí en otro.
te mando un beso! cuidate!
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