domingo, 2 de septiembre de 2012

Un ancla

Un ancla. Un ancla urgente, sosegadora, de hierro tierno. Un silencio amarrado a una cadena de gestos. Algo firme. Que esté cuando me despierte y equilibre el día entero, hasta la hora de volver a dejar de pensar. Que reconforte las lágrimas. Que me saque del pozo. O que baje por él conmigo. Estoy horriblemente a la deriva. Horriblemente. Estoy deshaciéndome de a poco a la vez que construyo cosas que no entiendo. Necesito que la falta de palabras no me agobie. Necesito una certeza que me acompañe a todas partes. Necesito respirar con una certeza. Respirarla junto con el aire, palpitarla. Veo y a la vez no veo muchas cosas. Se sigue moviendo la tierra bajo mis pies. No es España, todavía no es Uruguay, y no importa tanto el lugar donde estoy, sino el hecho de que no sé cómo estar en él. No soy el centro de ningún círculo. Floto, vago, deambulo por todas partes, y no estoy en nada. Porque quiero estar, con todas mis fuerzas. Quiero y me desangro tratando de estar. Quiero pertenecer con un anhelo enfermizo. Quiero gustar. Quiero no ser prescindible. Quiero poder callar y que hagan falta mis palabras. Quiero hacer falta. Quiero valer y que me necesiten como yo necesito a todos. Quiero que alguien, alguna vez, se dé cuenta de que yo también preciso cosas. Ayuda, por ejemplo. Calma, por ejemplo. Un abrazo, por ejemplo, sin tener que pedirlo. Un ¿cómo estás?, por ejemplo. Un contá conmigo, por ejemplo. Una risa, por ejemplo. También, por ejemplo, la solemne robustez de un ancla. 


5 comentarios:

  1. well...de nada si sirve de algo, emm me algero que estes mejor conta con un extrano si te copa, a las ordenes. Beso!

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  2. contar con gente siempre me copa. ídem! beso.

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  3. Hola! como va hoy? no hay sol, pero faltan 20 dias y tenemos primavera...consuelos. Beso!

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