viernes, 21 de septiembre de 2012

Resumen

¿Cómo se pueden resumir 24 horas en un posteo mediocre?

No se pueden, porque siempre nos olvidamos de algo. Porque siempre me va a faltar mencionar alguna cosa, rendir tributo a alguna magia, o destinarle una línea certera a un instante de sol. 

No sé cómo resumir las últimas 24 horas. Mediocremente, voy a intentarlo. 

Resulta que tres personas distintas me dijeron cosas lindas del blog. Quizás, y lo pensé mientras caminaba hacia la panadería, este blog sea una de las mejores inversiones que he hecho. Inversión de tiempo, de lágrimas, de ojos cansados de pantallas, de sangre, de ingenio, de imágenes, de aburrimiento. Hay de todo, y me gusta que sea así. Y me gusta que a la gente le guste. Que, por unos segundos, vaguen por mis ya cientos de páginas virtuales. Tengo un libro acá, casi sin darme cuenta. Un libro monstruo gordito y desparejo, macabro, franco, buscador. Un diario personal gigante, que excede lo personal, y a la vez, se mantiene inevitablemente pegado a mí. Una yo, pero de letras. Y claro que es grato que a alguien le guste una yo pero de letras. 

Y tuve mi último día de pasante. Ya no voy a ser aprendiz en forma oficial, aunque creo que es una cualidad importante seguir siendo aprendiz siempre. Por ese lado, estoy feliz. Empiezo a ser una persona adulta que trabaja, y además, en un trabajo que voy queriendo mucho. Con gente que voy queriendo mucho. Por eso fui a comprar bizcochos, para celebrar, para convidar, para ser parte. 

Y resulta que alguien se va. De este pequeño grupo de gente que voy queriendo mucho, alguien se va. Vienen nuevos, se van viejos, y así. Todo el ánimo de la tarde se hizo de golpe agridulce. Me gustan los cambios, y todos los que sucedieron últimamente fueron para mejor. Pero no quita que el sentimiento de esa incertidumbre, esa desazón de que alguien se baja del barco, está latente en todos. 

Por suerte tengo una amiga con la que ir a seguir tomando el té. Por suerte tengo una abuela que me regala libros y me escribe mails. Por suerte tengo una madre que se preocupa por venirme a buscar un viernes de tardecita. Y también tengo unos zapatos rosados nuevos que me compré con mi sueldo. Tengo la cabeza clara para ver todo eso, para seguir trabajando, para no parar de ser aprendiz. 

Hola, mundo.    

2 comentarios:

  1. Salud. Por las palabras, por la alegría, por la buenaventura laboral, por las personas que te dejan, por las que vienen, por los elogios, por las dudas, por los temores, por el conocimiento por descubrir y el descubierto, por el constante aprendizaje, por los bizcochos con amigos, por los momentos agridulces que recuerdan aquel gustito dulzón, por aquellos que te leen, por los zapatos nuevos, por la claridad, por el esfuerzo y la dedicación, por la sangre, el sudor, las lágrimas, el pensamiento, los sentimientos, las tristezas y las alegrías. Por la vida, salud!

    ¡A disfrutar, a ser!

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