lunes, 17 de septiembre de 2012

Tarada pero feliz

Cada tanto me surge la necesidad de pensar en algún tema de actualidad y depositar aquí mis concepciones al respecto. Como para que el blog no se remita al pequeño entorno que me circunda y amplíe un poco más mi cabecita con ejercicios de pensamiento y opinión. Pero la actualidad es casi siempre la misma y a todos nos atañe más lo que sucede en el mini entorno personal, aunque haya guerra en Oriente Medio o se esté por prohibir la consumición de bebidas alcohólicas en la Rambla. 

Entonces no me surge hoy un post actual y enmarcado en las noticias cotidianas, pero sí me surge un post brotado de lo que me nutre, que por suerte ayer fue un libro, y no cualquier libro, sino un libro que me regaló mi abuela y del que desconfié desde el primer momento, porque si bien su autora tiene renombre -Pilar Sordo-, el título "Bienvenido dolor" da lugar a la suspicacia y a la sospecha implícita de que estaba ante un infame "libro de autoayuda". 

Eso es lo que me decía la tapa y lo que sabía de ella. Y quizás sea un libro de autoayuda, pero en las primeras casi 100 páginas, que leí de corrido anoche, no pude menos que suscribir a cada una de las afirmaciones. En ese primer capítulo, Sordo describe a idiosincrasia chilena y esa necesidad de ser serios para aparentar saber cosas del mundo, esa asociación errónea entre sensatez y falta de risas, ese miedo inexplicable a afirmar la felicidad propia, esa tendencia obsesiva a tirarse abajo. Los uruguayos somos muy parecidos. Parece que si vas sonriendo por el mundo sos un gil, y que no entendés la gravedad de los problemas.

En ese primer capítulo, Sordo explica un estudio que llevó a cabo en varios países, y detalla tres grandes conclusiones. La primera, con la que estoy totalmente de acuerdo hoy en día, luego de un proceso personal de hallazgo de esa conclusión por mi propia cuenta, es que la felicidad es una decisión. No se está feliz por estar alegre, sino que se trata de una actitud ante la vida. Básicamente esa es la conclusión que más recuerdo, pero también decía algo de que había que ser agradecida y apreciar lo que se tiene, y que una de las cosas más importantes para lograr todo eso es la buena voluntad. Tendría que releerlo pero van a pasar unos años antes de que lo haga, porque no releo los libros en seguida. 

Así que nada. Decidí ser feliz. Bien si les gusta, bien si no. Capaz que soy una tonta por reírme demasiado, por buscar la carcajada y la simpatía y el humor y la naturalidad y valorarlas por sobre otras cosas. Que escriba posts tristes no quiere decir que no sea feliz. Quiere decir que estoy tratando de quedarme con lo mejor de las cosas, y que estoy llevando el dolor de la manera que sé, para volver a estar alegre, y seguir con esa actitud feliz. Porque no hay mucho tiempo para nada, y porque mi abuela tiene razón, y la vida está llena de sorpresas lindas, como libros que están de acuerdo con lo que pensás, como que la autoayuda no se lee, sino que se fabrica, y como que tengo demasiada suerte y mucho para valorar, y por ende, mi deber, mi responsabilidad y mi mandato, es ser feliz. 

1 comentario:

  1. Brindo por usted y su felicidad, estimada. También he de brindar por la propia.

    Y de paso, la convido con un cuento de Dolina que ilustra el porque de la felicidad en la tristeza, de manera ejemplar.

    http://detaquito-z.blogspot.com/2012/02/instrucciones-para-abrir-el-paquete-de.html

    Salud!

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