lunes, 9 de mayo de 2011

la parca estuvo cerca

yo trabajaba apaciblemente en mi compu. no sé cómo se desencadenó el acontecimiento, pero resulta que después de un sonido como de crac de pared, se me vino encima la estantería. con botellas, revistas, ceniceros, adornos y cajas encima. digamos que fue una lluvia de proyectiles lanzada de golpe sobre mí. lo peor no era que fuera sobre mí, sino que la estantería cayó cual sierra de guillotina sobre mis brazos, que a lo único que atinaron fue a proteger mi más sacra posesión: la compaq hp tan maltratada y sufriente que contiene casi todos los vestigios de mi vida, y es mi contacto permanente con el universo. así que cuando vinieron mis compañeros de piso a rescatarme, yo seguía con mis manitos sobre el teclado, y una tonelada de mierdas encima que no me dejaban ver si la pantalla se había rajado o cosas peores.
de a poco sacamos las porquerías y notamos que no se rompió casi nada. mi laptop estaba intacta, y roncando sonoramente como es su costumbre. las botellas de alcoholes varios que me va dejando la gente como si mi cuarto fuera una bodega chocaron estrepitosamente contra el suelo, pero no perdieron ni una gota. un cenicero que no es mio quedó casi intacto excepto por una lasquita. y mi vela de ikea no sufrió ni un rasguño. lo único que se partió en cuatro pedazos fue esa manito que me regalaste una noche en punta del este. se le salió la base y dos dedos (los dos del centro, así que quedó como una manito surfer). la acabo de pegar, para que siga pareciéndose a la manito que se quedó contigo. odio que ocurran estas cosas justo cuando ocurren otras, porque parecen señales. y no me gustan las señales porque no sé si creer o no en ellas. no sé en qué quiero creer. espero que el pegamento aguante.



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