viernes, 27 de mayo de 2011

memento

acabo de terminar de ver memento, con varias interrupciones (de quedarme dormida y de los 30 minutos de megavideo). no sé si me gustó mucho, tiene una línea argumental interesante y está bastante bien construida, pero la historia en sí es triste y decadente. se trata de un hombre que perdió la memoria a corto plazo cuando unos hombres le disparon porque los descubrió violando a su mujer, que murió. y enfoca su vida para vengarse. pero se tiene que basar en notas, fotos y tatuajes para recordar los hechos que va averiguando, ya que su cerebro vuelve a quedarse en blanco cada vez.

me entretuvo ligeramente, pero me dejó pensando sobre los recuerdos. y sobre cómo los construimos. y sobre qué elegimos recordar y qué no. puede que alguna etapa de nuestra vida haya sido buena, pero con sus altibajos, como suelen ser normalmente las etapas, pero cuando la evocamos son eras doradas, de felicidad intocable. o sino, de una época en particular, recordamos ciertos momentos maravillosos, o ciertos momentos horribles, y con eso definimos toda la época.

entonces hay algunos pasados que parecen totalmente mágicos en mi cabeza. y en realidad no lo fueron. o no tanto. o hubo momentos buenos y de los otros, pero yo elijo recordar lo que más me conviene. lo que me conviene para qué? para seguir adelante, supongo. para sentir que invertí bien el tiempo. para convencerme de que mi vida ha tenido sentido. o como mecanismo para aprender de los errores garrafales. para no repetirlos.

no sé. a veces quiero creer en los recuerdos así como mi memoria me los presenta. pero me doy cuenta de que mi memoria es tramposa. de que se aferra a algunas cosas y hace de cuenta que otras no ocurrieron. y me gustaría recordarlo todo, tal cual. con su grado de veracidad intacto. aunque sólo a veces. porque también, ese pasado disfrazado de utopía es bonito. y la nostalgia es esa cosa masoquista de volver a la utopía y regodearse en la pena de que ya no existe más. pero quizás nunca existió. quizás sólo es utópico en nuestra mente, y en la vida real fue lindo, pero normal, con sus acontecimientos feos también.

de todas formas, la nostalgia es una enfermedad crónica. algunos la tienen más, otros menos, pero nadie se salva de su presencia latente. a mí me gusta pensar que lo mejor no es lo pasado ni lo que está por venir. me gusta pensar que lo mejor es lo que me está pasando hoy, y lo que yo estoy haciendo que pase. claro que sembrando para que en el futuro haya frutos, y para que siempre pueda recordar con cariño los primeros brotes. no sé si echo de menos cosas del pasado. a veces sí, pero pienso que las llevo conmigo. el pasado es lo que me hizo ser así. con cicatrices y con premios.

el pasado es cuando empecé a escribir esta entrada. ya se esfumó. sólo queda lo que aprendí, y lo que recuerdo. lo más importante es lo que hago ahora mismo con todo eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario