lunes, 27 de junio de 2011

años dorados

calor calor calor calor. en el gimnasio las gotas de sudor se me deslizan por la espalda como si fuera un glaciar en deshielo. lo peor es que en la calle también. y sentada en mi casa. sólo se está a salvo en lugares de cuatro paredes donde reina el aire acondicionado. así que buscando uno de ellos, desembocamos en el cine. y vimos midnight in paris, la peli esta de woody allen donde actúa el rubiecito de nariz rota y una tilinguita rubia de hollywood (que literalmente hace de tilinguita rubia de hollywood), y algún que otro actor de renombre que ahora no me sale nombrar.

resulta que para el rubiecito, que se dedica a escribir guiones para películas en usa, parís es como la meca de la inspiración, y descubre que a medianoche puede volver a la época dorada de los años 20, cuando parís era frecuentada por genios como scott fitzgerald, hemingway, cole porter, gertrude stein, picasso y dalí, entre otros. entonces dedica sus noches a bailar, tertuliar y beber con estos personajes, que le dan consejos y lo ayudan a descubrirse como escritor. claro que también conoce a una chica (musa de modigliani, braque y picasso) que le hace darse cuenta de que está cometiendo algunos errores en su vida. y finalmente aprende que la época de oro siempre la vemos en el pasado, pero que posiblemente sea el mismo presente en el que estamos insertos, y que no alcanzamos a vislumbrar en todo su esplendor.

y me quedo pensando alguna cosa, como lo fantástico que hubiera sido hablar con esos seres extraños y excéntricos que poblaron la historia y nos dejaron un legado de arte, música, novelas e ideas sobre las que hoy se apoya buena parte del mundo. y también, que hay ciudades que inspiran, no sé si a escribir, pero sí a vivir, a salir, a tertuliar, a brindar, a bailar y a recorrer sus calles. y que su parís a medianoche es mi madrid al atardecer, cuando la ciudad se vuelve mágica, se empiezan a encender las primeras luces, el cielo sigue teñido de rosados y naranjas y resaltan las cúpulas y las estatuas grises que coronan los edificios sobre las nubes multicolores.

las terrazas, que no son más que las mesitas en la calle, pero acá les llaman así, están llenas de gente, y hay como una vida pululante que nunca se va a dormir, un ruido que acompaña, una expectativa de otra noche más de promesas y encuentros, de reuniones, de música. madrid es mi parís, porque en ella suceden cosas, y mi época dorada es esta, porque quién sabe si aquellos que llamo mis amigos no sean los hemingways del mañana, los buñueles, los gaugins, los locos del presente que en el futuro serán vistos como genios. quién sabe, quizás yo sea una de ellos, y el 2011 sea, en alguna era de más adelante, una especie de belle epoque.

1 comentario:

  1. Fua, ahora quiero ir a Madrid mag, dedicate a promover el turismo! La tendré que ver la peli, la tengo en mi lista de TO-DO una vez que recupere mi vida post-tésis.

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