sábado, 4 de junio de 2011

shaken and stirred



cuando la trama está quieta, lo que hay que hacer es batirla. revolverla. darla vuelta como una tortilla. agregar ingredientes. mecerla. volcarla en un recipiente más grande. calentarla. pincharla con un escarbadientes. lo más común es que reaccione de alguna manera. no significa que vaya a modificarse drásticamente, pero por lo menos la vida se vuelve más divertida.

no importa si algunas cosas no tienen demasiado sentido. como flirtear con un taxista o besar a un amigo. no importa si hasta suceden cosas malas, como que te cague una paloma o te tuerzas un pie. si eso pasa, es porque estás afuera, haciendo algo. no importa parecer patética o emborracharse y hacer alguna estupidez como enviar mensajes de texto a las seis de la mañana. no importa que te agarre la lluvia en medio de la ribera del manzanares, si hay una columna donde resguardarse un rato y después todo huele magníficamente a tierra húmeda. no importa comer mil cereales para aplacar la resaca estomacal. no importa reirse a carcajadas por cualquier cosa. o llorar por cualquier cosa. o que se desborden todas y cada una de mis ollas de agua hirviendo.

son estupideces que remueven la trama. que le dan vida a la vida y hacen que cada día sea menos monótono cuando no hay un proyecto mayor en el que invertir las energías.

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