jueves, 7 de julio de 2011

7 de julio

no sé porqué pero es la tercera vez en mi vida (que yo recuerde), que esta fecha se convierte en importante. quizás el 7 de julio está destinado a ser un día clave cada tantos años.

un 7 de julio empezó mi primer noviazgo. ese que está marcado por la inocencia, el descubrimiento, y la tranquilidad de la inexperiencia mutua. ese que fue idílico, pacífico y me forjó de muchísimas maneras. nunca voy a estar tan en calma como en esas épocas en que era adolescente (ya no tanto) y despreocupada y me descubrí incondicionalmente acompañada. esos días en que sentía que podía gritar de ternura y enamoramiento. puede que nunca vuelva esa pureza.

un 7 de julio más reciente se desmoronó el mundo. mi mundo, en el que vivíamos cinco personas. mi casa se vio sacudida por una fuerza horrorosa que trajo muchas lágrimas y heridas. todo quedó devastado por un tiempo. algunas cosas nunca se curaron. ese día estalló una bomba que no nos sorprendió del todo, pero que dejó secuelas importantes, y hubo que empezar a reconstruir. quizás la casa nueva no es tan perfecta como la anterior, la rota, que tenía habitaciones adornadas y pasadizos secretos. pero ésta tiene muchas más ventanas. es frágil, sí, pero mucho más luminosa. no sé si me siento cómoda en esta casa nueva. pero es mejor que la otra. es más sincera por lo menos.

y hoy fue un día agridulce. agri porque se acabó finalmente el máster y las oportunidades de reunirnos todos todos. dulce, porque sé con quiénes voy a tener más oportunidades, y los siento cerca. y todos nos vestimos guapos (o lo intentamos) y salimos al frente a que nos colocaran la bufanda rara esa con el logo de la universidad y sonreímos para la foto. y sonreí de verdad, con alegría de haber estado hoy ahí, frente a un aula magna desbordada, y con orgullo de llevar colgada esa tira de tela amarilla y blanca, que para mí, más que la pomposidad de la ceremonia universitaria, significa la imagen de un salón de clase lleno de personas a las que les tengo un cariño enorme.

no sé lo que traerán otros sietes de julio. espero que menos casas rotas y más caras amigas. más primeros besos y menos desolaciones. y muchos más brindis con tintos de verano y croquetas y maní con chocolate. miro hacia atrás y pienso que estoy contenta de estar donde estoy ahora.


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