domingo, 31 de julio de 2011

último mundo

hay personas que van todos los días a las once menos cuarto de la noche al corte inglés de princesa y se sientan en los bancos a esperar. esperan que los empleados del corte inglés saquen la basura, para revolver y llevarse lo que puedan rescatar. van equipados con bolsas y carritos. la mayoría son viejas, algún viejo también, pero hay de todo. no parecen vivir en la calle. tampoco parecen pasarlo bien. se sientan a esperar y conversan. cuando sacan los contenedores a la calle, se apresuran a hurgar en ellos. sacan verduras sin tocar, por ejemplo, de esas que vienen envasadas en bandejitas. la mayoría de las cosas que se llevan son comida. supongo que es comida que se venció pero apenas por un día. por lo menos alguien la aprovecha. pero es triste ver esa cara de la crisis.

también es triste ver la cantidad de gente que duerme en la calle. estoy segura de que madrid en eso le gana a montevideo. en los bancos tipo de plaza del parque del oeste siempre hay un par con sus bolsas, que no sabés si están drogados y durmiendo, o muertos. en gran vía hay decenas. algunos son parte del paisaje ya. tienen como tinglados y carpas y están acostados todo el día. otro, al lado de la casa del libro, está sentado en el suelo con un cuaderno y en un cartel escrito a mano pone que te escribe poesías al momento. nunca ví que nadie le comprara un poema.

después están los negros que te ofrecen revistas en las esquinas, los que te compran oro, los chinos que parecen multiplicarse en la noche y andan por la calle con sus mochilas cargadas vendiendo latas de cerveza, los que venden abanicos o carteras truchas, los que te roban el vuelto de la cuenta en las mesas de la vereda, los que tocan instrumentos en el metro, las mujeres raquíticas que bailan flamenco en las plazas, las viejas que se prostituyen, los latinos que se prostituyen, las ancianas decrépitas que no tienen brazos, o las que tienen carteles muy mal escritos pidiendo para alimentar a sus hijos. son las manifestaciones de la pobreza en el primer mundo, las de los inmigrantes, los enfermos, los analfabetos, los borrachos, los locos, los desesperados. está ahí afuera, apenas piso la calle. quizás acá me llame más la atención ese desamparo. o quizás me voy acostumbrando, como los demás madrileños, a no mirar cuando una mano sucia se me acerca rogándome que ponga en ella una moneda.

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