sábado, 19 de noviembre de 2011

esas princesas tontas

No sé si ya lo he tratado, el tema del machismo. Pero el machismo intrínseco, que viene de fábrica. Ese que casi ni nos cuestionamos, que se asume como normal, que hasta las mujeres ven como correcto y esperado y hasta deseado.

Me refiero a algunas actitudes que he visto que ocurren ahora igual que hace cien años. Por ejemplo, algunas de mis amigas se han casado o planean hacerlo en el futuro próximo con hombres que se dedican a trabajar en el campo o en otra ciudad que no es Montevideo. Y sin dudarlo, se van tras ellos. Se amoldan. Se mudan y se buscan trabajos en el rincón donde al marido se le ocurre instalarse. No se lo cuestionan, es lo obvio. No piensan siquiera en la posibilidad de poner sus voluntades y sueños personales antes que las de ellos. Claro que están enamoradas o lo que sea, y su sueño y vocación puede ser cocinarle a sus maridos. Pero no me lo creo. En cierta forma se me caen ídolos. Porque son chicas preparadas, que estudiaron carreras, que antes de conocer a sus cónyuges tenían expectativas individuales, y que de repente los conocen y deciden olvidarse un poco de todo eso, y conformarse con algo inferior laboralmente, con tal de estar cerca de ellos.

No creo que esté mal renunciar un poco a tus objetivos para coordinar la existencia dual, con una persona a la que querés y a la que le deseás toda la felicidad del mundo, porque esa felicidad está inevitablemente anudada a la tuya. Lo que creo que está mal es que siempre sean las mujeres las que renuncian un poco, y los hombres los que persiguen sus sueños hasta donde se les da la gana.

¿Por qué siempre las protagonistas de las películas de Disney aspiran a nada más que casarse con un príncipe? ¿Qué es vivir felices para siempre? ¿Cocinarle al príncipe y ponerse lindos vestidos para agradarle? Desde que nacimos ya se nos inculca eso, aunque se diga que ha cambiado. Algo sí ha cambiado. Ahora las mujeres pueden trabajar y votar y bla bla bla. Pero cuando tienen hijos, lo que la sociedad espera es que dejen todo un poco de lado para dedicarse a ser madres. Sino se las mira mal, no son buenas madres. Y a los padres que nunca están en la casa porque trabajan todo el día no se les dice nada. Al contrario, "se están sacrificando" por su familia.

No entiendo. Me revienta. Me cansa. Me pude el tema de la "mujer objeto". A veces parece que el único objetivo que tenemos que tener es "cazar" a un buen partido, cazarlo y casarlo, y después dedicarnos a parir críos y cocinar guisos. Y ponernos lindos vestidos para que ellos nos vean guapas cuando lleguen de sacrificarse todos los días. Y parecer unas santas frente al mundo, pero ser de lo más gauchitas en la oscuridad de la cama matrimonial. Porque sino el sacrificado marido se va con la secretaria de veinte.

Todo mal con las princesas de Disney. Sentaron pésimos ejemplos y atrasan varias generaciones el advenimiento real de la mujer posmoderna.




No hay comentarios:

Publicar un comentario