lunes, 14 de noviembre de 2011

morir

La Parca estuvo cerca
Y me dijo, muy bajito:
"esperame un tiempo más, ya estoy con vos"
Si bien pide presas viejas,
Hasta a Ella la bandeja,
a veces, la sorprende con horror...


Vivimos con la idea de que tenemos años por delante, ¿no? De que nos quedan unas décadas todavía, tiempo para hacer cosas, para formarnos una vida, para tener éxito y familia. Tenemos esa confianza intrínseca, ese conocimiento subyacente de que somos un poco inmortales aún. Hasta que no lo somos más.

Escuchar de personas que se mueren de cáncer se ha vuelto cada vez más común. O de un accidente de tráfico o de un ataque al corazón. Pero sobre todo de cáncer. Y todo bien con enterarte de que se murió alguien de más de sesenta años. Todo mal igual, pero se entiende un poco. No del todo, pero un poco.

El tema es cuando te enterás de que la persona a la que le dijeron que le quedan seis meses de vida tiene treinta años y un bebé de meses. Cuando sabés que ha hecho todo lo que ha podido, tratamientos drásticos, invasivos, quimioterapias durísimas que la alejaban de amamantar a su hijo y la postraban en los momentos en que una madre debería estar descansando menos que nunca. A esa chica la habré visto cuatro veces en mi vida, pero se me parte el alma.

¿Qué hacés cuando te dicen que te quedan unos meses, y después, te vas a morir sin remedio? ¿Qué tipo de actitud se puede adoptar ante una situación así, en la que encima sabés que esos meses los vas a sufrir, porque agonizar de cáncer duele? ¿Qué tipo de despedida le das a tu bebé, que tiene toda una vida por delante sin madre? ¿Y cuántas cosas van a quedar interrumpidas, truncas, rotas, para todos los que se quedan?

Yo me quedo helada. Me puse a pensar qué pasaría si mañana me lo dijeran a mí. Es tan difícil concebirlo. Quizás prefiera morirme en un accidente de golpe y sin aviso, que de una enfermedad así, sabiéndolo todo el tiempo. Pensando todo el día que en unas semanas ya no voy a estar. ¿Cómo se vive así, aunque sea por poco tiempo? ¿Cómo se llevan a cabo los trámites de la muerte, cuando todo en tí grita: "quiero quedarme"?

No lo puedo pensar, no lo puedo entender. La ley de la vida y todo eso, una mierda. Sólo puedo traducir la enormidad de morir así en muchas muchas lágrimas. Y no alcanza el océano.

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