es que hoy es final, y debería asumirlo, pero ahora entiendo cómo se siente de agudo y hondo y me duele más por eso, por entenderte finalmente, y entender tu desánimo y tu pena y tu rabia de entonces. y me duele por las decisiones tomadas, que siempre sacrifican cosas, y me hizo sacrificar esa pequeña esperanza. abortarla, porque hasta ahora vivía en mí, chiquita y malnutrida, sí, pero estaba ahí, adormecida a veces, otras palpitante, caminaba conmigo por la calle y escuchaba la música que le ponía y de a ratos hasta sonreía con lástima, como diciéndome que era imposible, pero no quería morirse. y hoy o ayer o antes de ayer de madrugada decidí que tenía que matarla si me iba, porque no podía llevármela, iba a ser muy triste y muy estúpido de mi parte, y más vale matarla antes de que agarre fuerzas de vaya a saber uno dónde y se haga grande, y después se aferre, me aferre, a sueños que se diluyeron hace rato.
pero es feísimo matarla, sobre todo porque sigue sin querer morirse, aún después de los palos que le dimos, y está ahí, como rota, respirando todavía. parece un animal cazado, de esos que tienen muchas balas en el cuerpo, pero renuncian a parar de vivir, y se quedan tranquilos, en silencio o gimiendo despacito, moviéndose apenas, sangrando por todas partes. no tengo fuerza para darle el tiro de gracia, no sé cómo hacerlo, y la voy a tener que ver languidecer lentamente, apagarse de a poquito, en estos meses que quedan, aunque espero que se muera rápido y que su agonía sea poca, porque de verdad la quiero enterrar en madrid.
quiero dejarla durmiendo en un rincón del retiro, donde se ven los árboles podados raro y esos jardines tan prolijos, con fuentes. pero no abajo, en el jardín mismo, sino arriba, contra la baranda de piedra y el último de los bancos, cobijada por los árboles grandes, en esa esquina en la que si uno se asoma se ve todo el jardincito, y hay unos faroles que le dan un aire inequívocamente europeo al paisaje, especialmente de noche, cuando hace mucho frío y se ve el vapor que exhalamos.
quiero que se quede donde existió, donde me dio ganas de estar y donde me hubiera quedado para siempre si ella hubiera tenido alguna forma de sobrevivir. quiero que descanse donde yo sólo la pueda evocar con cariño y con nostalgia. o más bien, con amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario