domingo, 11 de septiembre de 2011

se casa piringo



hola blog. te quería contar que tengo ganas recurrentes de muchas cosas. supongo que tener ganas de cosas es algo positivo, no? será por eso que hoy estoy mejor. sí blog, te vas a morfar un post del tipo querido diario hoy. jodete. vengo con las mierdas metafilosóficas y poético patéticas desde hace rato. a veces hay que hablar de uno mismo en términos reales. hablando de hablar, sí, te vas a tragar las palabrotas también. ando un poco malhablada. y qué? acá pasan diciendo "joder" y "vete a tomar por culo" como si fueran cosas bonitas. tengo derecho a putear un poco.

entonces prosigo. porque es necesario cada tanto hablar directa y franca y honestamente de una misma. así mi familia deja de recomendarme que busque un psicólogo. no quiero ir a un psicólogo porque los días malos no son todos. porque si bien el viernes no quería ni asomar la cabeza fuera de casa, básicamente por miedo a morder a alguien, hoy, repito, estoy bien. cansada, sí. podrida de mil situaciones, sí. desesperanzada, sí. bastante sola, sí. pasando una época jodida en casi todos los ámbitos, sí. pero hoy un perro que me reconoció me hizo sonreír. y un espacio verde y un par de horas de charla me dejaron en paz.

entonces eso. hay días mierda, obvio. bastantes. hay días en los que lo único que quiero es ser un capullo inmóvil. pero también hay días como hoy, tranquilos y apacibles, en los que no todo es tan malo. cada tanto es bueno acostarse sobre el pasto y mirar el cielo que aparece entre los árboles. aunque el cielo no sea celeste, sino un poco agrisado como el de hoy. sigue siendo bonito. y mientras tenga ganas de hacer cosas, el psicólogo podrá esperar.

por ejemplo, en mi panel raro de espuma plast tengo pinchado un folleto que encontré tirado en la calle. dice: "rutas a caballo por el monte de el pardo". es caro, pero algún día voy a ir. porque eso es algo que extraño muchísimo. extraño los animales en general, pero a los más lindos del mundo en particular. y a los míos en especial. y su olor. pienso en hundir la cara en sus cuellos calientes y olerlos. en sus patas intranquilas en el corral. o en el trote alegre de regreso. o en el hocico de mi yegua, tan suavecito. la sensación de sacarle el freno y verla salir galopando. no lo puedo evitar, estoy llorando.

también tengo ganas de reírme. reír sin parar, a carcajadas locas. no sé qué o quién me hace falta para eso. tengo candidatos varios, lo que no se dan son las situaciones. hay una especie de nube sobre madrid, algo que nos pesa a todos. quizás recién me ría en montevideo. aunque confío en que será antes. cuanto antes, mejor. nos hace falta.

después tengo ganas de tener a alguien con quien cocinar y ver películas y hacer paseos y pasar menos frío. viene a ser alguien que también me haga querer hundir la cara en su cuello caliente. alguien con quien intercambiar la carga y conversar mucho. en realidad, lo que me gustaría es que apareciera alguien que me provoque ganas de todo eso. quizás alguien que desapareció. aunque lo mejor sería poder sentirlo por alguien que aparezca de la nada. a much needed fresh start, y de paso salir de los círculos viciosos que siguen sin llevarme a ninguna parte. (aunque si el círculo decidiera volver...)

tengo ganas de viajar. y por eso me gusta el prospecto praga-berlín-amsterdam que me programé para diciembre. y me gusta la compañía, y hasta me da cierto cozy feeling pensar en gorros de lana y cuatro pares de medias y botas con piel. supongo que cuando se me esté por despegar la nariz de congelamiento no va a ser tan cozy, pero de momento, para qué empañar la proyección?

y lo otro que me entusiasma es el verano mío, después de este invierno prestado que viene ahora nomás. el verano de playas sin fin y manejar sin apuro por carreteras y caminos de tierra, campo abierto, amigos hasta el infinito y noches de asados y shots. el verano de verdad, intenso y tan uruguayo. el verano de rambla y sol y olor a bajante en los atardeceres. mate en el alero, empantanar la camioneta con papá, galletitas en la arena, los jazmines de la navidad, la emoción toda de los días antes de las fiestas. las piernas oscuras y el sabor de la sal en los brazos, oler a sundown y esquivar las aguavivas. los campamentos improvisados, los walkietalkies, la química única de los de siempre, el chiste seguido del chiste, y ahí sí, reír sin parar, y buscar a los caballos en la moto, y el fresh start que tal vez me depare alguna salida a bailar.

hoy estoy bien, con ganas de todo eso, y con ganas de seguir buscándolo en todas partes.

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