viernes, 30 de septiembre de 2011

uniquely portable magic

"omni mundi creatura
quasi liber et pictura
nobis est in speculum"


una de las mejores cosas que he hecho en españa, aunque la hice un poco tarde, es hacerme socia de la red de bibliotecas municipales.

leer, como hábito, como pasatiempo, como escape, como forma de llenar el tiempo muerto del transporte público, como somnífero, como autoimposición de cultura, como evasión total, como ocio, como distracción, como excusa, como actualización constante, como ejercicio visual, como reflexión, como placer puro, como forma de insomnio, como aventura, como indulgencia superficial, como absorción de vocabulario, como aprendizaje, como desarrollo de la imaginación, como herramienta de criterio, como viaje, como permanente descubrimiento de uno mismo: de eso se trata abrir un libro.

no siempre los libros son sagrados y susceptibles de ser elevados a un pedestal. creo que son como las personas. no como las personas que los escriben, sino las personas a secas. hay simplones, hay riquísimos pero aburridos, hay libros tercos y otros que no tienen ganas de que los leas. también hay algunos maravillosos, que se convierten en friends for ever.

de los últimos que he leído, no sé si hay alguno maravilloso. algunas veces elijo títulos que son "clásicos" o lecturas obligadas para la persona semi culta del mundo actual. como "ciudad de cristal" de paul auster, que me pareció un tanto místico y árido. un libro gris de principio a fin. quizá también incide el hecho de que lo haya leído en español. no sé, pero lo terminé porque era corto. no me quitó el sueño (un buen libro, para mí, es aquel me me mantiene toda la noche en vela, hasta que de verdad no puedo más de cansancio o consigo terminarlo).

me acabo de terminar de comer las setecientas páginas de "el nombre de la rosa" (casi como jorge al final, pero sin veneno), que tiene destellos de armonía narrativa, pero de a ratos se empeña en ser impenetrable de tan soberbiamente docto. me queda algo de trasfondo cultural y una sensación de triunfo, porque ganarle a setecientas páginas que incluyen latín cada dos por tres y teología medieval densa no es changa.

y el tercero que quiero mencionar es un libro no clásico, no lectura obligada, y absolutamente nada grandilocuente, en el mejor de los sentidos, y quizás justamente por ello, de los que dejan un sabor agradable y una especie de sonrisa mental. es un libro más bien delgado, pero que no necesita robustez para ser entrañable. los libros de cuentos tienden a no ser tan entrañables, sobre todo los que son muy variados (en temáticas y estilos), porque por naturaleza implican altibajos. son un collage, no una pintura. entonces hay que valorarlos distinto y probablemente, leerlos distinto. yo confieso que lo leí en el metro casi de cabo a rabo. es indigno eso? no, para nada. de hecho también a eco lo leí casi todo en el metro. hoy se lee donde se puede. y este libro de cuentos de laura chalar, "el vuelo del pterodáctilo", es ideal para leer en pequeños tramos de vida. no puedo decir lo mismo de la rosa de umberto.

el cuento que le da nombre es el que más me impactó. un pterodáctilo en decadencia llamado helmut es la fuente de ingresos de un entrenador de dinosaurios de lucha, en un mundo futuro en el que los dinosaurios se recrean en laboratorios para diversos usos macabros. bolaso? no. es un pantallazo fantástico de un universo completo. nueve páginas alcanzan para que nos imaginemos el futuro y entendamos la tristeza de una historia que está tan vigente hoy como lo estará dentro de cientos de años.

significa que es un libro de ciencia ficción? para nada. es el único cuento que podría catalogarse de esa forma, y ni tanto. las historias son universales, sin importar el marco en que se encuadren. y el resto del libro es mucho más costumbrista, si se quiere (aunque el relato del pterodáctilo es intrínsecamente rioplatense, por más que haya dinosaurios en él). me impactó, pero por la gracia de su resolución (obvia y aún así sorpresiva) uno que trata de avisos personales, de esos de gente que busca citas en los diarios o en la web. hay otro de gente perdida en el campo, de esos cuentos que medio no se resuelven, no llegan a ninguna parte, pero en los que en realidad lo que importa es el trayecto. y otros tragicómicos, que revelan insights tan mundanos como el de llevar un frasquito con pis a la consulta médica.

con este libro me pasa algo curioso. más bien con la forma de escribir de su autora (a la que no conozco personalmente, pero sí por mail y otros formatos digitales). me siento totalmente identificada y comprendida. siento que escribe parecido a mí, o por lo menos piensa en los mismos temas. claro que los expresa mejor. no sé, quizás por eso me resultó una lectura tan grata, tan dinámica.

seguramente esté viendo las cosas desde mi lado subjetivo y personal. pero así es como leo, desde mi lado subjetivo y personal, y así es como me impacta lo que leo, o no me impacta, o me desagrada directamente, o me aburre. y aclaro que leo no sólo entendiendo lo que me cuentan, sino analizando también la forma en que me lo cuentan. soy una friki de las palabras. y las palabras nunca son sólo letras agrupadas. son estética, además de significado. cada autor tendrá su forma de describir una idea. pero no todas son igual de bellas.



"Suspendido un instante entre el suelo y el comienzo de su sombrío periplo, el ángel hesita, tiembla, y de pronto es ya sólo un torbellino de alas negras, dragón, buitre, serafín, viento helado, una mancha que se pierde en la distancia, más allá de la ciudad y sus miserias."
("un ángel en el diván", del libro "el vuelo del pterodáctilo" de laura chalar)

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