miércoles, 14 de septiembre de 2011

lavori

ayer tuve una entrevista de trabajo. en realidad probablemente ni siquiera lo considere, aunque me pagarían el doble que en donde estoy ahora (y el doble tampoco es mucho, pero es más). el trabajo es básicamente el mismo con el que me aburro hoy en día, y el horario también. la empresa es una consultora cheta a dos cuadras de la puerta de alcalá, edificio tipo palacete madrileño con paredes todas blancas y techos altos pintados (pintados tipo capilla sixtina). el lugar irradiaba un aura de "acá respiramos money" que no estaba del todo mal, pero en mis vaqueros y ropa mediocre de zara me sentí un poco fuera de lugar.

para qué fui si creo que no voy a considerarlo aunque me hagan la propuesta? fui para practicar entrevistas. y para ver qué tal, que nunca está de más. mejor no rechazar sin saber. o sea que mi cometido es foguearme en el enfrentamiento cara a cara con la gente poderosa (los que contratan). la verdad es que no he tenido muchas entrevistas en mi vida, y no son mi fuerte. de hecho, en realidad ahora no sé si lo hago bien o mal, porque hace mucho tiempo que no tenía ninguna (y las que tuve para meterme donde estoy fueron un poco simplonas, con el resultado cantado, digamos). pero en general no eran mi fuerte, y todo lo que conseguía con cartas de presentación, currículum y mails, lo desconseguía con mi presencia en carne y hueso.

españa me dio una cosa que todavía no puedo definir si es buena o mala. como acá nadie me conoce (a mí, o a mis padres, o al tío de la amiga que tiene una agencia), y mi red de contactos es, por decirlo de alguna manera, poco vasta, y más bien insignificante en el maremoto que es esta crisis. lo que aprendí -o no lo aprendí, quizás sea la defensa ante el anonimato- es a ser lo más auténtica y espontánea y sincera que pueda. me refiero a no guardarme lo que pienso y a no dejar de hacer cosas por timidez. me refiero a estar más cerca de hacer el ridículo que de pasar inadvertida. no digo que eso sea bueno, sólo que es la estrategia que, consciente o inconscientemente, adopté en este país donde nadie sabe quién soy, y a nadie le importa.

entonces bueno, fui a la entrevista. no sé si me gusta el trabajo que ofrecen. pero la entrevista -que fueron dos-, me gustó muchísimo. por el desafío que representaba y por cómo logré desenvolverme. mi conclusión es, que aparte de que me dijeron algo de que hay que codearse con gente de alto nivel (o sea, prohibidos los vaqueros), o me odian o me fue aceptablemente bien. y creo que no me odian.

la primera parte fue con la señora de recursos humanos. aparte de preguntarme en general cosas típicas de mi historia laboral, hacía preguntas muy interesantes. y eso era justamente lo que yo quería practicar. tipo cómo me sentía trabajando con mucha presión de tiempo (i dwell on it!) y alguna más. quería escribir esto ayer para recordarlas, pero mi pc está muriendo y no fue posible. así que me olvidé de la mayoría de las cosas. pero en un momento, por ejemplo, me preguntó sobre mi inglés. pero me dijo "where did you study?". y ahí engrané y le hablé como cinco minutos en inglés. la siguiente pregunta fue en español, pero fue un duelito curioso mientras duró. mi inglés no es gran cosa, especialmente hablado, pero para españa sí. y ella hablaba muy bien para ser española. creo que empatamos.

después tuve entrevista con la que vendría a ser mi jefa si trabajara ahí: la directora de marketing que tiene todo el departamento a su cargo y hasta ahora, cero personal. por eso buscan desesperadamente a alguien. me pareció más humana que la otra, sonreía más y hacía más gestos. me cayeron bien las dos, pero la entrevista con la supuesta futura jefa fue menos fría. también hacía buenas preguntas: por ejemplo, cómo me sentiría un viernes de tarde cuando llegara a mi casa después de una semana entera de trabajar con bases de datos. le dije, sin dudar, que me pondría a llorar. pero que bueno, suponía que no iban a ser todas las semanas así, y que si un día, en una reunión, proponía una idea y decidían utilizarla, eso iba a valer la pena de la semana de bases de datos, y me iba a sentir feliz (creo que a ella se le caía la baba, y yo escuchaba ovaciones que sólo existían en mi cabeza). escrito acá no suena tan bien, pero ese fue como mi instante de gloria de la entrevista, y sólo por eso me alegro de haber ido.

también dije alguna cosa magistral más, muchas cosas no muy geniales y algunas aperturas de paraguas (tipo sobre mi dominio de photoshop, etc). en resumen, salí sintiéndome fortalecida. espero que me den algún feedback de qué les parecí (lo voy a pedir especialmente), y seguir aprendiendo y buscando encuentros clave con gente profesional como las dos mujeres que me interrogaron ayer. la verdad es que eran excelentes, por lo menos entrevistando personas. y no te hacían sentir la becaria alias último orejón del tarro alias hormiga pisoteada.

si es que me consideran para el puesto, probablemente me haga dudar el hecho de que la impresión que me llevé fue diez puntos. no creo que lo acepte, porque tendría que comprometerme seis meses más a estar acá haciendo cosas que me aniquilan emocionalmente. pero agradezco a mi hermana que me convenció de ir, por lo menos me voy entrenando para cuando tenga que jugarme el puesto de mis sueños en una entrevista con un director creativo. lo que más me motivó, sobre todo, fue ser fiel a mí misma, y mostrarme tal cual soy, sin mentir, sin inventar habilidades, y sentir que soy capaz de enfrentar ese trabajo y de gustarles un poquito a los demás.

el lunes tengo otra. y es en una pequeña agencia de publicidad. y es para ser copy. expectativas bajas, pero ganas de seguir con los desafíos. ya veremos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario