martes, 20 de septiembre de 2011

mal día versus buen día

ayer fue un mal día. crónicamente malo. aparte de que fue lunes, y al margen de la mañana laboral de siempre. fue una tarde especialmente grotesca.

resulta que después de trabajar tenía una entrevista en pinar de las rozas, nada más que a la vuelta del culo del mundo torciendo a la derecha. entonces me comí un sandwich en un banco de la calle, al sol, y un chocolate milka (el último estrago de obesidad mórbida que me voy a permitir por un tiempo), y enfilé hacia el metro, hasta la estación de nuevos ministerios, donde me tenía que tomar el tren de cercanías hasta pinar de las rozas. cuestión que parecía demasiado fácil, porque entré con el ticket del metro (el bonobus normal) y vi un tren que iba a las rozas, me subí. ahí me senté y cuando arrancó me di cuenta de que iba a darle nada más que casi toda la vuelta a la ciudad, porque en vez de subir en diagonal, el tren hacía un recorrido hacia abajo primero.

como cuarenta minutos después, me iba acercando a las rozas, pero la estación a la que yo quería ir era la siguiente, pinar de las rozas. y resulta que la siguiente era otra distinta, en la que no me bajé por la sorpresa, y la próxima estación (pitis) recién fue como a los quince minutos de andar sin parar por medio del bosque del pardo, con vistazos de manadas de ciervos incluidos.

en pitis me bajé, di la vuelta para tomarme el que volvía a las rozas, y como tres personas me preguntaron cuál era el próximo tren y a dónde iba y si les servía para irse a la mierda. o tengo cara de madrileña o estaban más perdidos que yo. creo que tengo cara de madrileña, porque nunca me planteé que estaba haciendo recorridos extraordinariamente largos con un boleto de 1 euro. y apenas me subo al tren que volvía a las rozas y chás, inspector, cara agria que me pide el boleto, ingenuamente le muestro mi bonobús y claro, no era la tarifa correcta, por ende, multa, por ende, tuve que pagar el valor de cuatro boletos, por ende, diez euros con treinta céntimos. no me dio ni para discutir, aunque el tipo me discutía porque sí. yo ya tenía la plata en la mano, no quería ni hacerme mala sangre por eso. además pensé que iban a ser 100 euros. diez me pareció una ganga.

llegué a las rozas con mi multita, y ahí tenía que hacer lo que no había hecho antes, que era cambiar de tren. debo destacar que las estaciones estas son abiertas, esperás en el andén afuera, y generalmente de un lado hay civilización y del otro campo y arbustos y más allá las sierras. no quiero ni saber en invierno lo que será esperar a esos trenes de noche en el descampado (una razón de peso para no aceptar el trabajo por el que me iba a entrevistar).



me subí al tren que me dejó correctamente en pinar de las rozas, sin más incidentes con la autoridad. pero claro, ahí no se terminaba la odisea. tenía que descubrir cómo acceder al parking de un carrefour mega, cruzar todo el parking abierto (también me daba escalofríos imaginármelo en invierno) que eran como tres cuadras, y después me habían dicho que era el edificio blanco que estaba en la esquina del carrefour. facilísimo y se veía de lejos. el tema es que estaba como en una altura y con el paso cerrado por tres de sus costados, de un lado una autopista y de los otros unas pendientes de tierra, con cerco de alambre incluido. por suerte me quedaba tiempo, porque el costado número cuatro, la entrada, estaba exactamente del lado más lejos. y de alguna forma había que trepar hasta la calle, y no se veía cómo. así que bueno, buscándole la vuelta, me puse a trepar por la cuesta de tierra, agarrándome de las zarzas con pinchos. llegué, pero con los pies inmundos y transpirando. pero llegué, y en hora (sí, había salido dos horas antes).

la entrevista no fue gran cosa, corta y ni siquiera me aclararon exactamente qué era mi puesto ni cuánto iba a cobrar (si es que había dinero, porque creo que eran prácticas). de hecho no sé como me fue porque después me llamaron y no escuché el teléfono, y tendría que haber llamado hoy para que me dijeran las condiciones (paga y demás), pero ni llamé porque estoy segura de que no voy a trabajar ahí. mañana voy a comunicarme a ver qué tal, pero no quiero tener que ir nunca más en un maldito tren de cercanías hasta ese lugar recóndito donde tengo que trepar montañas para llegar.

y claro, a la vuelta llegué bien en el tren pero en príncipe pío no quería subirme a ningún tren más, ni siquiera el metro. así que busqué un bus, que tardó 20 minutos en aparecer, y llegando a plaza españa nos hizo bajarnos a todos porque habían cortado gran vía por los festejos de la selección española de básket, que ganó el campeonato europeo. y me quedaban como 10 cuadras en subida, pero mi mente tampoco podía asumirlo, así que me fui hasta callao, ví el bus con los jugadores (no valía la pena tanta interrupción del tráfico, había poca gente festejando) y seguí dando vueltas y vueltas sin rumbo pero con la intención de llegar a mi casa haciendo un recorrido más o menos plano. como una hora y algo después, llegué. cinco horas de recorrido para una entrevista que duró menos de 10 minutos.

hoy, en cambio, fue un buen día. no por algo en especial, sino por varias cosas pequeñas.

en el trabajo tuvimos cursillo de social media. es obligatorio para toda la empresa porque quieren que nos convirtamos en una agencia digital en serio. entonces idearon una especie de curso que se divide en tres etapas al mejor estilo karate. la primera es cinturón blanco, o sea, las bases. fue lo que vimos hoy. me gustó muchísimo, y hasta estoy pensando en adoptar el tema para el trabajo final del máster, si es que me dan ganas de hacer algo nuevo, en vez de entregar algo que ya tenga hecho (no se horroricen, es sólo una formalidad que sabemos a ciencia cierta que nadie lee).

nos hablaron (uno de ellos hasta vestido de karateka) de los consumidores, prosumers, crossumers, redes sociales, estadísticas, cómo resolver crisis en los social media, cómo fomentar que se hable bien de tu marca, cómo influir en los influencers, cómo monitorear lo que se dice, cómo responder a los usuarios contentos, a los descontentos y a los frikis que se dedican a tirarte mierda (hacktivists), y un montón de cosas más que me llenaron como diez páginas de apuntes. y después nos dejaron deberes, que tenemos que tener hechos para la semana que viene si queremos ser ninjas cinturón blanco del social media. y para que todos los hagamos hay una especie de tablero de la vergüenza, en el que hay unos gatitos en ropa interior. cada gatito representa a una persona de la oficina (no vi cómo es el mío todavía) y va a estar desnudo hasta que esa persona no presente sus deberes y reciba su cinturón blanco. ahí se le pone un kimonito al bicho del tablero, y una especie de medalla a la computadora del que completó el cursillo número uno con éxito. me pareció muy genial esa forma de reward, y muy simpática. el siguiente curso es red belt, y el último es el black belt. no sé si estaré para ellos pero me encantaría.

entonces hoy, lo que se dice trabajar, no trabajé, porque las charlas nos llevaron toda la mañana. y después de comer y una mini siesta, me fui al gimnasio por primera vez después de dos meses (no de vagancia, sino de que estuvo cerrado). y me costó la bici al principio pero después pude hacer toda mi rutina de la primera mitad del año casi bien. y ahora estoy cansada pero satisfecha, y ya me di una eterna ducha y cené, y sólo me queda ver una peli antes de dormir. hoy toca traffic.

así que dos días muy distintos, pero superados ambos, y veremos qué me trae el miércoles. one day at a time, a ver si salgo del modo "endure" al que me asomo de vez en cuando, y me meto fully en el "make the most of it". porque tampoco me queda mucho tiempo en españa, y después sé que lo voy a extrañar.

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